(extraido del Blog de Pilar Jericó http://www.pilarjerico.com)
Un día apareció un hermoso caballo en la granja de una aldea.
Un día apareció un hermoso caballo en la granja de una aldea.
El granjero lo cuidó y el caballo se quedó. La gente de la aldea nunca había visto un caballo tan hermoso y le decían: Qué buena suerte¡¡
El granjero respondió: "Buena suerte, mala suerte, se verá".
Pasados unos días, el hermoso caballo se marchó. Toda la gente de la aldea le dijo: "Qué mala suerte¡¡¡¡.
Él contestó: "Buena suerte, mala suerte, se verá".
Pasada una semana, como le había cuidado muy bien, el caballo regresó con una manada de caballos. La gente de la aldea le dijo al granjero: "Qué buena suerte".
Y él respondió: "Buena suerte, mala suerte, se verá".
Después de unos días, uno de los caballos le dio una coz al hijo del granjero, que le rompió las piernas. La gente de la aldea le dijo: "Qué mala suerte".
Él contestó: "Buena suerte, mala suerte, se verá".
Después de dos semanas, los ejércitos de ese país se llevaron a todos los jóvenes a la guerra excepto a su hijo que tenía las piernas rotas... ¿Buena suerte, mala suerte?... se verá.
El fracaso es reinterpretable. Lo que a priori parece que fue un desastre, después con el tiempo podemos alegrarnos que haya ocurrido (un despido, una ruptura de pareja, un proyecto no conseguido...)
Además, lo que no se aprende con el éxito, se aprende con el fracaso.
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